Yoko fue abandonada en el infierno o lo que es lo mismo, la perrera de Puerto Real aunque tuvo suerte de ser rescatada por el Refugio Kimba de una muerte segura e injusta.
Después de esto, el destino quiso que una família estupenda se enamorara de ella y fue la elegida para volver a llenar ese hueco tan grande que había dejado Duna.
Fue una larga espera pero por fin Yoko pudo llegar a Madrid en dónde ahora mismo disfruta de una vida como es debido, en el calor de un buen hogar y con unas personas que la querrán para siempre. Yoko tenía algunos miedos que va superando gracias a los mimos de Susana.
Aquí una fotito de Yoko acomodada en su cama ..... y Feliz....
Gracias a Susana, y a Duna desde el Arco Iris.
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